Con un plumón blanco que cubre todo su cuerpo y un antifaz que hace juego con su elegante cresta, encontramos a un pichón volantón, Lophostrix cristata (Crested Owl) Búho Crestado, en medio de nuestra reserva.
Además tiene plumones alrededor del pico castaño, con un cuerno oscuro en la base de la maxila y piel rosada. En esta etapa, se estima que el pichón tiene una semana fuera del nido y puede volar entre dos y tres metros de rama en rama.
Esta ave mide unos 28 cm de alto por 15 de ancho y su nido es un hueco de, aproximadamente, 35 cm de alto por 20 de ancho. El mismo que está ubicado en la bifurcación de un árbol, a 17 metros de altura, rodeado de musgo y epífita.
Apenas oscurece, su madre se acerca y realizan vocalizaciones antes del contacto físico. El pichón se vuelve activo y sale de su percha diurna para mostrarse completamente en perchas abiertas. Uno de los padres lo alimenta, pero es imposible identificar si es macho o hembra porque son parecidos y no hay dimorfismo en su plumaje.
Durante el día el pichón pasa dormitando y solo se despierta en caso de ruidos cercanos a la percha.
Los padres tienen sus perchas diurnas separadas entre unos 30 y 40 metros del nido. Estos son grandes e inconfundibles y se los encuentra en bosques sombríos y a veces en abiertos. Mientras duermen su cresta aparenta un par de cejas largas, pero cuando se acerca un intruso estas se alzan, de ahí su nombre de búho crestado.
El pichón permanecerá ahí por unos 20 días más y su plumaje irá cambiando a un pardo más oscuro. Se lo puede encontrar con suerte, en la Reserva Natural del Kapari, aunque suelen cambiar de percha como estrategia para evitar su depredación ya que el plumaje blanco lo delata en medio de la selva.
Francisco Sornoza Molina
Director de Conservación de la Reserva Natural Kapari.